Estaba todo como lo deje. No había cambiado nada desde que decidí no contarle a nadie lo que había hecho. Misteriosamente me había olvidado de algunas cosas; tal vez el efecto de la represión. No quería que la angustia me perjudicara en mis días posteriores. Lo que había hecho no tenia remedio, no había posibilidad de mejorarlo y me dolía un poco aunque el cargo de conciencia no existía. Sentí por dentro un alivio muy grande cuando me entere que nadie se había percatado de lo acontecido y finalmente pude conciliar el sueño.
Al otro día el ruido de un perro ladrando me despertó. Me quede pensando en porque había hecho lo que hice y siempre la misma explicación me dejaba tranquilo: No había que perder el tiempo, si lo hizo una vez lo puede hacer dos. No es que sea partidario de la muerte en todas sus posibilidades. Terminar algo o empezar algo depende de cosas determinantes como tal vez un saludo, o ver algo que puede a futuro generar conflictos. Y yo la verdad que tenia la vida demasiado complicada como para que algo insignificante me genere mayores inconvenientes, como tal vez no encontrar mis lentes podría provocar.
Te vi salir de ese departamento muy tarde. Fue muy interesante como te vestiste para la ocasión sin importarte aunque sea una pizca, que ni siquiera se te cruzo por la cabeza, como podes actuar de un modo en esa situación, vestirte como si los prejuicios no existieran y sin embargo... Que la gente que te viera supiera que despojarte de todo era la única opción.
Eras todo en un momento. Ya no. Ahora sos problema de otro.
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